EL HEROE DE LOS SUEÑOS DE MIAMI





ELDER J. RODRIGUEZ

Nací el 23 de Mayo del 1970 en La Ciudad de la Habana, Cuba. Nacionalizado ciudadano estadounidense. Residente en la ciudad de Miami, Florida. Soy un apasionado del cine, las artes visuales, los  dibujos, la pintura y el diseño gráfico. He practicado  por mi propia cuenta con los pocos recursos disponibles en esa hermosa isla del Caribe, esa que experimenta el fracaso de un sistema social inmaduro, con un gobierno que peregrina en los senderos de la obstinación; esa que constituye una prisión con barrotes de agua.

Cursé estudios básicos como la mayoría de los amigos del barrio,  logrando años más tarde el título de doctor en medicina. Inspirado por la dedicación de mis abuelos y de mis padres a quienes admiro por sus logros alcanzados en la medicina veterinaria, así como por el constante e incondicional apoyo que me han brindado.

Fuera de mi país los trabajos realizados para lograr el sostén de mi familia han sido diversos y difíciles en ocasiones, como a la mayoría de los inmigrantes. He tenido que aprender diversos oficios e idiomas. Enfocándome en el campo médico, cursé estudios de enfermería básica en el que me desenvuelvo actualmente como enfermero escolar.

Últimamente he descubierto una faceta de mi vida que desconocía.  He tenido que leer muchos libros de medicina en mi carrera, pero una mañana al despertar de un fantástico sueño, sentí  la necesidad de reflejarlo sobre un papel. Ese fue el inicio de mi primera novela de ciencia ficción a la que he nombrado La Madeja, seguido de la segunda nombrada "Dreamman, el héroe de los sueños", llenas de acción aventuras, romance, horror, temas médicos y policíaco.

Tras haber hablado con algunos diseñadores de comics, al no tomar en serio mi proyecto, me dí a la tarea de realizar mis propios comics para brindarles la forma en que el autor ve el reino de los sueños y descubriéndose a sí mismo como diseñador.

Creo en la familia, en mi esposa y en mis hijos. Ellos me brindan toda la fuerza necesaria para seguir adelante. Creo en Dios que ha de liberar algún día nuestra alma de los barrotes de calcio que la contienen, despertándome  cada amanecer para recordarme que debo hacer el bien a mis semejantes sin perder el camino, de donde vengo y hacia donde quiero ir.